Es considerada la neoplasia cutánea más frecuente, llegando a representar en algunos estudios hasta el 25% de las mismas.
En la mayoría de los casos, esta neoplasia comienza su desarrollo a nivel de la dermis, desde donde la neoplasia puede invadir posteriormente la epidermis suprayacente y/o el subcutáneo y los planos fasciomusculares. Sin embargo, hay una forma que se origina en el tejido subcutáneo como una masa blanda, fácilmente confundible con un lipoma, la cual será tratada por separado. También puede tener su origen en mucosas y uniones mucocutáneas.
Es muy probable que el mastocitoma tenga un origen multifactorial y que no sea solo un factor, cambio o mutación que induzca su desarrollo.
Se ha mencionado la posibilidad de que la inflamación crónica de la piel o la mucosa sea un factor inicial a considerar (Govier, 2003) aunque hay muchas dudas al respecto. La proteína p53 es una fosfoproteína que controla el ciclo celular entre las fases G1 y S, promoviendo o reprimiendo la síntesis de ARNm, dependiendo de si la duplicación del ADN fue correcta o presentó errores, respectivamente. La mutación del gen que codifica a la proteína p53 ha sido asociada con el desarrollo de diferentes tipos de neoplasias y se ha observado que el 15-25% de los mastocitos neoplásicos presentan una sobreexpresión de la proteína p53 mutada; el porcentaje de positividad a esta mutación es muy superior en los mastocitomas grado III, en comparación con aquellos grados I y II (Jaffé y col, 2000).
Juan Mangieri, Matías Tellado y Laura Denzoín