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¿Por qué es importante hablar de gestión veterinaria?

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¿Por qué es importante hablar de gestión veterinaria?

¿Por qué es importante hablar de gestión veterinaria?

Autor
Ignacio Mérida
Profesor del Diploma Universitario en Gestión Veterinaria Aplicada KAIRÓS
www.kairosveterinaria.com/el-curso/
Email: kairos.pga@gmail.com

 

En el ámbito veterinario, existe la creencia de que la práctica clínica es lo más importante y que una buena práctica es suficiente para lograr el éxito en una clínica. Sin embargo, he conocido casos de malos clínicos con negocios exitosos, y de excelentes profesionales que han fracasado económicamente.

 

En los últimos años, han surgido numerosas soluciones de gestión para los centros veterinarios, que van desde el marketing en línea hasta la venta del negocio a un grupo empresarial. Estas herramientas tienen sus pros y contras, pero es crucial enfocarse en la mejora continua y avanzar hacia una gestión profesional dentro del sector veterinario.

 

Es tentador pasar de largo los artículos sobre gestión para centrarse en casos clínicos complejos, como el diagnóstico de una rara anomalía congénita cardiovascular en una alpaca adulta, cuya aplicación práctica en nuestra clínica es casi nula. Nuestra mente científica siempre busca nuevos retos, pero ¿cuál es nuestro verdadero desafío? Reconocer que ya no somos solo dueños de un trabajo, sino de un negocio cuyo éxito depende del bienestar de las mascotas. Y los negocios no prosperan solo por tener el mejor producto; fallan cuando no están preparados para los cambios, como bien lo demuestran casos como Kodak y la fotografía digital.

 

En veterinaria, hemos oído hablar mucho del aumento de la importancia de las mascotas en la vida de las personas, de la humanización de los animales como algo positivo, y del crecimiento económico del sector. No obstante, gran parte de este crecimiento se debe al aumento de precios en la alimentación para mascotas, que representa casi el 80% del gasto en este rubro, con una inflación de doble dígito en Europa en los últimos años.

 

La veterinaria ha crecido gracias a profesionales que sacrificaron horas de sueño para hacer prosperar sus negocios. Este es, y siempre será, un sector centrado en las personas y en los vínculos que crean con las mascotas, algo que nunca podrá reflejarse completamente en una cuenta de resultados.

 

Una queja común entre los nuevos propietarios de mascotas es que buscan una solución rápida y mágica, esperando que el perro o gato mejore solo con ser llevado a la clínica, sin querer gastar en diagnóstico o tratamiento. Algo similar ocurre en la gestión de los centros veterinarios. Para que cualquier negocio tenga éxito, es fundamental hacer una valoración y diagnóstico adecuado antes de implementar cualquier solución. Un plan de fidelización de clientes puede ser útil, pero solo si el centro tiene los sistemas, servicios y formación adecuados para que funcione.

 

Los éxitos a corto plazo pueden convertirse en fracasos a medio y largo plazo si no se tiene una visión estratégica. He visto muchos casos donde se implementan cambios recomendados por «expertos» solo para descubrir más tarde que no funcionan.

 

Pero no todo es pesimismo. En los últimos años, ha aumentado el interés en la gestión veterinaria, tanto en revistas especializadas como en congresos del sector. Existen programas formativos específicos para veterinarios, pero es crucial elegir con cuidado entre la creciente oferta. El tiempo de formación es limitado, por lo que es vital tener claro lo que se quiere obtener de estas capacitaciones.

 

Siempre recomiendo empezar por comprender qué puede hacer la gestión por tu centro y qué no. Es común confundir las tareas diarias con la gestión real del centro. Aquí es útil el concepto de «juego finito e infinito» de James P. Carse, popularizado recientemente por Simon Sinek.

 

El «juego finito» se refiere a las tareas rutinarias que garantizan el funcionamiento del centro, como asegurar que todos cobren a final de mes, que la caja cuadre diariamente, o que el centro no quede vacío durante las vacaciones del personal. Estas son gestiones básicas, realizadas por el dueño porque no existen sistemas para delegarlas.

 

El «juego infinito», por otro lado, abarca aspectos más estratégicos como definir la misión, visión y valores del negocio, actualizar la estrategia del centro, o desarrollar un plan publicitario alineado con estos principios. Esta parte de la gestión es desafiante y requiere experiencia, algo que no siempre se encuentra fácilmente.

 

Aunque suene cursi, el éxito y las lecciones de vida, que a menudo se manifiestan a través de fracasos, son esenciales para mejorar. El refrán «nadie aprende en cabeza ajena» lo expresa mejor que yo. Aunque aspiramos al éxito, el fracaso nos enseña mucho más, especialmente si reflexionamos sobre sus causas.

 

El éxito a menudo tiene un gran componente de suerte, estar en el lugar y momento adecuados. Sin embargo, tendemos a atribuirlo únicamente a nuestro talento y esfuerzo. En muchos casos, el éxito de un centro veterinario depende más de su antigüedad en la zona que de políticas específicas implementadas recientemente.

 

En resumen, la gestión de un centro veterinario es un desafío complejo. Aunque algunas soluciones sencillas pueden mejorar los resultados a corto plazo, es necesario un plan que se actualice con los cambios del entorno y que aborde los problemas particulares de cada emprendedor y su negocio. Por eso es fundamental hablar de gestión veterinaria. Como decía Vince Lombardi: «La práctica no hace la perfección, solo la práctica perfecta lo logra». Si algo me ha enseñado la veterinaria es que los años no hacen que hagas las cosas mejor, solo más rápido. Es necesario pedir ayuda para mejorar tanto en técnicas quirúrgicas o diagnósticas, como en la gestión del centro.

 

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