Entendemos el liderazgo como el arte de influir sobre los demás para que se impliquen con entusiasmo en la consecución de unos objetivos dentro de un proyecto compartido.
La experiencia nos ha mostrado que los atributos del buen líder se basan en comportamientos (lo que hago) y no tanto en las características innatas de la persona (lo que soy). La buena noticia es que las destrezas del liderazgo, como cualquier actividad profesional, se pueden aprender y desarrollar siempre y cuando exista la voluntad de hacerlo.
Si el liderazgo tiene que ver con la capacidad de influir… ¿Cómo ejercer tu influencia sobre los demás? ¿Cómo puedes conseguir que la gente se involucre, se implique y comprometa en tu proyecto veterinario?
El presente artículo pretende subrayar la importancia de cuestionarse, de forma constante, sobre cómo lo estoy haciendo en mi rol de líder, qué me está acercando y qué me está alejando de la excelencia al frente del equipo de profesionales de mi clínica veterinaria.
Para facilitar la comprensión y eficacia de esta herramienta de autoevaluación de mi condición de líder, hemos agrupado los que entendemos como atributos ineludibles del liderazgo en 9 categorías, cada una vinculada a las diferentes áreas que determinan el desempeño y cuya optimización acercan al liderazgo excelente.
Los atributos que detallamos a continuación constituyen los pilares fundamentales sobre los que se sustenta el compromiso que abrazamos cuando decidimos asumir el papel de líder.
Las 9 categorías de atributos son:
- Influencia
- Visión, Misión y Valores
- Necesidades
- Comportamiento / Actitud
- Autoconocimiento / Autocrítica
- Crecimiento y Desarrollo
- Servicio
- Reconocimiento
- Superación/Reinvención
Influencia
Compartíamos la definición de liderazgo como “el arte de influir” sobre los demás. El término influencia tiene sus orígenes en la antigua Grecia; los estados febriles eran achacables a la “influencia” de los dioses, de ahí derivó el término influenza que aún se utilizar en algunos idiomas -como el inglés- para denominar los cuadros gripales.
¿De qué depende la influencia que ejerces sobre los demás? Lo influyente que seas se reduce a tus intenciones ¿En qué te concentras? ¿En tu beneficio o en el de ellos? Tu influencia está determinada por las muchas veces en que pones los intereses de los demás en primer lugar. En tanto en cuanto tus colaboradores perciban que pones sus intereses por delante de los tuyos así serás de influyente.
Como los dedos de la mano, hay 5 claves que nos van a ayudar a reforzar nuestra capacidad para influir sobre los demás:
- Aprende a escuchar
- Persigue la excelencia
- Pide perdón
- Se muy generoso
- Da siempre las gracias
A lo largo del día se nos brindan múltiples ocasiones para escuchar, buscar la excelencia en todo lo que hacemos, disculparse, ser generosos y mostrar agradecimiento. No perdamos ni una sola oportunidad de hacerlo.
Pregúntate:
– ¿En qué medida tengo influencia sobre mis colaboradores?
– ¿Qué hago para ganar el compromiso y la implicación de mis colaboradores?
– ¿Qué he hecho hoy para demostrar a mis colaboradores que me importan?
Visión, Misión y Valores
Alcanzar el éxito en cualquier proyecto empresarial viene dado por la coincidencia de los valores personales con los propios valores de la organización. Un error muy común es la incoherencia entre los valores que se predican y lo que en realidad reflejan las conductas de las personas, empezando por la dirección; esto genera desconfianza.
La tarea del líder consiste en predicar al equipo un significado de misión y visión, para darle un sentido a los esfuerzos y sacrificios implícitos en pos de la consecución de unos objetivos. Cuando las personas encuentran un sentido a su quehacer, se conectan con su nivel más profundo de creatividad y su cota más elevada de productividad y compromiso. Esto sólo ocurrirá si el personal tiene una visión común, una clara misión y unos valores compartidos.
Pregúntate:
– ¿Cuál es mi VISIÓN de negocio? ¿Cómo puedo describirla? ¿La comparto con mis colaboradores?
– ¿Cuál es la MISIÓN de mi negocio? ¿La conocen y abrazan todos mis colaboradores?
– ¿Son consecuentes las decisiones que tomo con los VALORES que predico?
Necesidades
Muchas empresas entran en crisis o desaparecen porque sus gerentes se concentran en la actividad económica de producir bienes y servicios (aspectos materiales como beneficios y crecimiento), y se olvidan de que la verdadera naturaleza de sus organizaciones es la de una comunidad de seres humanos.
No se puede exigir fidelidad a la empresa si ésta no demuestra un interés claro por entender y cubrir las motivaciones y necesidades (no sólo físicas, sino también las emocionales, mentales y espirituales) de aquellas personas que trabajan en ella. Si la empresa se preocupa por el bienestar de la gente, la gente se preocupará por la empresa.
Hoy necesitamos que las personas que trabajan en una empresa se sientan valoradas y atendidas como personas. El ser humano ha de dejar de ser un medio (un recurso) para conseguir resultados, y empezar a ser un fin en sí mismo.
Pregúntate:
– ¿Conozco las legítimas necesidades de mis colaboradores? ¿Conozco y comprendo sus motivaciones personales?
– ¿En qué medida soy capaz de satisfacer las legítimas necesidades de mis colaboradores? ¿En qué medida estoy dispuesto a satisfacerlas?
– ¿Cómo puede estar influyendo en la actitud de mis colaboradores la satisfacción de sus necesidades por parte de la empresa?
Comportamiento / Actitud
Indicábamos al referirnos al poder de la influencia, que los atributos del liderazgo son mayormente comportamientos. Es nuestra elección adoptarlos o eludirlos.
Por actitud entendemos la disposición de ánimo que se manifiesta. Es el gran valor que cada cual puede aportar a la organización. Nuestra actitud como líderes tiene un reflejo inmediato en la conducta de nuestros colaboradores. Somos permanentemente observados; ante una dificultad, en momentos de crisis, todas las miradas se dirigen al líder.
Elije aquellos comportamientos sobre los cuales quieres fundamentar tu liderazgo y comprométete con ellos. Los comportamientos deben ser consecuentes con los valores que predicas.
Pregúntate:
– ¿Son coherentes los valores que predico con la realidad que refleja mi conducta?
– ¿Son mis acciones consecuentes con mis intenciones? ¿Me he planteado que, quizás, lo que nos impide progresar sean mis propias dudas?
– ¿Ofrezco disculpas con humildad cuando me equivoco? ¿Trato siempre con el debido respeto a mis colaboradores?
José-Hilario Martín
Profesor del Diploma Universitario en Gestión Veterinaria Aplicada KAIRÓS
https://www.kairosveterinaria.com/el-curso/
Email: kairos.pga@gmail.com