La producción de leche, hoy en día, se ha convertido en una actividad empresarial con unos márgenes ajustados e inciertos, en la que la máxima eficiencia técnica es un requisito mínimo. Esto significa que cada vaca presente en la explotación debe ocupar su plaza dejando el máximo beneficio posible, y la sanidad será uno de los componentes básico para ello.
Bajo el término parásito se engloban un gran número de organismos metabólicamente dependientes de otros organismos, los hospedadores. La definición puede aplicarse de una manera muy amplia, incluyendo todos los tipos de organismos que dependen de otros para su supervivencia, aunque más específicamente se refiere a aquellos que causan algún daño a sus hospedadores. La mayoría de las veces lo hacen de una forma subclínica o crónica (especialmente en animales adultos e inmunizados), pero siempre con un impacto zootécnico importante, incluso en animales que puedan parecer “sanos”.
Hay evidencias de que las parasitosis causan un efecto negativo en las vacas. Sin embargo, existen poco estudios que hayan valorado económicamente el coste de las pérdidas o el beneficio de las medidas de control. Algunas de la causas de esta escasez de información son, por ejemplo, la naturaleza multicausal de las pérdidas productivas y la falta de información sobre en qué punto la producción empieza a verse afectada. Además, no sólo las distintas explotaciones pueden tener distinto grado de afectación, también cada animal individual puede tener un diferente tipo de problema. Dos líneas para la valoración de este impacto han sido el estudio de la mejora en la producción tras la aplicación de productos antiparasitarios y el estudio de la disminución de la producción debida a un grado de parasitación concreta.
Gross et al., 1999, revisaron más de 80 estudios de campo con diferentes antiparasitarios y concluyeron que, de una forma global, hay una ganancia en leche de 0,63 kg/vaca/día tras el tratamiento antiparasitario. Es importante destacar que este es un resultado promediado, que será diferente en función de las distintas situaciones. Así, en otro estudio de 2004, en el que a los animales se les permitió acceder a nematodos gastrointestinales, siendo posteriormente tratados o no con eprinomectina, se llegaron a observar diferencias producción de leche de hasta 2,35 kg por vaca y día.
Antonio Jiménez