La dermatitis eosinofílica canina está caracterizada por una erupción maculopapular eritematosa con marcada inflamación eosinofílica, figuras de colágeno en llama y edema dérmico. Los perros pueden exhibir pápulas rojas brillantes o placas, en ventral de abdomen, tórax y pabellón auricular, donde a menudo se desarrollan máculas eritematosas con centro claro.
La mayoría de los pacientes, tienen historia de trastorno gastrointestinal de moderado a severo. Las lesiones en piel surgen durante o después del tratamiento de la enfermedad gastrointestinal. Sin embargo la etiología se desconoce, la reacción adversa a medicamentos o la hipersensibilidad sistémica pueden ser importantes inductores (Mauldin, 2019).
Los estímulos que preceden al desarrollo de lesiones incluyen picaduras de artrópodos, hipersensibilidad alimentaria, fármacos (antibióticos, frecuente – metronidazol) y enfermedades alérgicas de la piel (Mauldin et al., 2006).
El diagnóstico se realiza en concordancia con las características clínicas e histológicas de esta dermatopatía (Mauldin, 2019).
La enfermedad parece responder bien a la suspensión de los fármacos (cuando es apropiado) y a la administración de glucocorticoides sistémicos y antihistamínicos. (Muller y Kirk, 2013).
El caso clínico descrito a continuación refleja las características clínicas propias de dicha patología, su diagnóstico y tratamiento efectivo.
Es probable que sea una manifestación sistémica de una reacción de hipersensibilidad de tipo I (Mauldin, 2019).
La hipersensibilidad de tipo I está mediada por inmunoglobulina E (IgE) unida a mastocitos. La enfermedad está causada por la rápida liberación de mediadores inflamatorias de los mastocitos después de la unión de antígenos a la IgE (Tizard, 2009).
Los animales normales infestados por parásitos helmintos e insectos también producen grandes cantidades de IgE. La quitina, el biopolímero que confiere la rigidez estructural a los hongos, insectos y helmintos, induce la acumulación de células como eosinófilos y basófilos en tejidos y podría ser el desencadenante para las reacciones alérgicas (Tizard, 2009).
Una característica de los tejidos que sufren reacción de hipersensibilidad de tipo I es la presencia de gran número de eosinófilos. Estas células son atraídas a los sitios de degranulación de los mastocitos, donde se degranulan y liberan sus propias moléculas biológicamente activas. Se puede considerar a los eosinófilos como las células efectoras últimas de la reacción alérgica (Tizard, 2009).
Huincamán, Lucila Antonella; Nasello, Walter; Rodriguez Beltrán, Laureano; Fogel, Fernando A.