La epilepsia es una enfermedad cerebral caracterizada por una predisposición duradera a la generación de crisis epilépticas. Usualmente se aplica esta definición cuando se presentan al menos 2 crisis no provocadas, separadas entre sí por un mínimo de 24 horas.
El término no provocado implica la ausencia de un factor transitorio o reversible que disminuya el umbral convulsivo y genere crisis en un determinado momento. No debe confundirse factor de provocación con factor etiológico, ya que algunas condiciones que constituyen etiologías, como por ejemplo una neoplasia cerebral o una meningoencefalitis inmunomediada, pueden causar una predisposición duradera a presentar convulsiones, y no solamente un daño temporario.
Una crisis provocada por un factor transitorio que actúa sobre un cerebro por lo demás normal, para reducir temporalmente el umbral de crisis, no se considera como epilepsia. El término crisis provocada puede ser considerado como sinónimo de crisis reactiva o sintomática.
No debe perderse de vista la heterogeneidad de la epilepsia en cuanto a sus etiologías. Aun concebida como una enfermedad, incluye un conjunto de trastornos de distinto pronóstico y tratamiento, que requieren un protocolo diagnóstico exhaustivo.
Fernando C. Pellegrino