La tasa de mortalidad predestete suele oscilar del 11 al 13%, con un 7 a 8% de lechones nacidos muertos (British Pig Executive, 2011; PigCHAMP, 2011). Algunos factores tales como la nutrición, el manejo, el medio ambiente, el alojamiento, la genética o la preparación del personal pueden contribuir a que existan importantes diferencias entre granjas, pero en los últimos años estamos asistiendo a un repunte de la mortalidad en la mayoría de las granjas como consecuencia del aumento de la prolificidad de las nuevas líneas genéticas.
En efecto, este aumento de la prolificidad ha dado lugar a un aumento de las camadas (una media de 14 lechones nacidos vivos; con un 15% de las camadas con más de 16 lechones nacidos). Este aumento de la prolificidad no ha ido parejo al número de lechones destetados por cerda debido al repunte en la tasa de mortalidad, como consecuencia de un menor peso del lechón al nacimiento (los lechones menores de 1 kg han pasado del 3 al 15%; llegando a superar el 25% en aquellas camadas superiores a 16 lechones), de una menor vitalidad y de una mayor heterogeneidad de la camada (del 15 al 24%); lo cual es importante para la supervivencia postnatal de los lechones (Rehfeldt et al., 2011).
En opinión de Andersen et al. (2007) uno de los factores que más contribuye a la variabilidad intergranja en la mortalidad neonatal es el manejo de los animales. A medida que aumenta el tamaño de las camadas existe una mayor necesidad de mejorar las prácticas de manejo y preparación del personal a la hora de atender los partos y a los lechones neonatos.
Alberto Quiles