La cirugía (del gr. kheir, mano; erion, trabajo) es la rama de la medicina que trata las enfermedades y accidentes, total o parcialmente, mediante procedimientos manuales o instrumentales (o ambos). En general, los instrumentos son los que están en contacto con los tejidos, por lo que se constituyen en verdaderos intermediarios entre éstos y el cirujano. Por lo tanto, como el profesional se vale de estas herramientas para realizar las intervenciones quirúrgicas, sin dudas debe conocerlas en detalle.
Los instrumentos quirúrgicos fueron modificados a través del tiempo, por lo que no es fácil encontrar el verdadero origen de cada uno; se tiene referencia de su existencia desde hace miles de años. Ya en la práctica de la medicina egipcia, griega y romana existían diferentes instrumentos de fijación y corte. No obstante, su mayor desarrollo se produjo a partir del siglo XIX, con el aporte en su diseño de grandes pioneros de la cirugía, como Enrique Finochietto y William S. Halsted, entre muchos otros.
El origen de la denominación de los instrumentos es variable. Muchos llevan el nombre de su diseñador, habitualmente un cirujano prominente (separador de Finochietto), otros se denominan según su función (elevador perióstico) o su apariencia (pinza mosquito). Es común que algunos sean llamados con “apodos”, que varían según los distintos centros quirúrgicos y hospitales (Metz por tijera de Metzenbaum). Hay descrita una variedad muy importante de instrumentos: existen algunos “clásicos”, como la pinza de primer campo de Backhaus, aunque también hay muchos con las mismas características, pero identificados con otra denominación. Incluso hay instrumentos que, al tener ligeras variantes, reciben distintos nombres. El uso y las costumbres hacen que en distintos lugares (países, facultades, hospitales, etc.) se haya difundido más algún tipo de instrumental y algunas denominaciones específicas. Cabe mencionar que, con frecuencia, los nombres de los instrumentos se ven mal escritos, particularmente los que llevan el apellido del cirujano que los diseñó; los errores más vistos son Halstead por Halsted, Crille por Crile, Weilander por Weitlaner, etc.
Sabás Z. Hernández