Las leishmaniosis son producidas por un grupo de parásitos unicelulares del género Leishmania (clase Kinetoplastea, Familia Trypanosomatidae). En el ciclo biológico, el parásito se encuentra en forma de amastigote (en el hospedador vertebrado) y en forma de promastigote (en el artrópodo vector).
Esta parasitosis es transmitida por un grupo de insectos dípteros conocidos como flebótomos. Los mismos tienen metamorfosis completa a través de cuatro fases de desarrollo: huevo, larva (con cuatro estadios), pupa y adulto. Presentan mayor actividad durante el atardecer, la noche y la madrugada (Maroli et al., 2013). Sólo las hembras son hematófagas y necesitan la sangre para producir huevos. Los machos se alimentan del néctar de diversas plantas. Su actividad está determinada por un rango de temperatura de 15 a 28°C, humedad relativa alta y ausencia de lluvias o vientos fuertes (Sharma & Singh, 2008).
La leishmaniosis visceral en Argentina es una importante zoonosis, producida por Leishmania infantum. Para el caso particular de la Argentina, el vector es Lutzomyia longipalpis. Hasta la fecha, se distribuye por las provincias de Misiones, Chaco, Formosa, Corrientes, Entre Ríos y Salta (Salomón et al., 2010, 2011; Bravo et al., 2013; Gómez Bravo et al., 2017; Berrozpe et al., 2017; Santini et al., 2018). Los perros son el reservorio principal del parásito: esto se debe a que no pueden resolver naturalmente la infección y tienen la capacidad de proveer amastigotes al vector, perpetuando el ciclo de transmisión (Baneth G et al., 2008). La leishmaniosis tegumentaria en nuestro país es producida, mayoritariamente, por Leishmania (Viannia) braziliensis (Cupolillo et al., 1994; Córdoba Lanús et al., 2005). Tienen como vectores, otras especies de flebótomos dependiendo de la región del país y se postula que los reservorios son micromamíferos. Los gatos y los perros pueden adquirir la infección, e inclusive presentar cuadros clínicos, pero no actúan de reservorio
Borrás P, Fragueiro Frías V